viernes, 19 de febrero de 2010

Omara Portuondo - Noche cubana (canción) César Portillo de la Luz



René Espí
Madrid, febrero 2010


César Portillo de la Luz (La Habana 1922) es la máxima expresión de talento y respeto a una profesión que inició de forma autodidacta. A la par de su labor como pintor de brocha gorda, César fue capaz de crear verdaderos clásicos como Contigo en la distancia, Realidad y fantasía, Es nuestra canción, y Perdido amor. Junto a su inseparable José Antonio Méndez, encabezó el movimiento del feelin que a partir de 1950 cobró fuerza inusitada en todos los medios de difusión de Cuba y el resto de Latinoamérica.

Fiel al bolero -como creador e intérprete- sobrevivió a innumerables contratiempos durante la imposición en los medios de difusión de la Nueva Trova, en los años sesenta, y luego la crisis que enfrentó este género posteriormente, entregando obras como Dime si eres tú, Canción de un festival, Canción a la canción, Amor es eso, e Interludio, entre otras. Afortunadamente lúcido, a la altura de sus 86 años, César Portillo de la Luz sigue entregando canciones marcadas por el indeleble hálito de los clásicos.

Una de sus últimas composiciones: Forever Frank , está dedicada al icono del jazz norteamericano de todos los tiempos: Frank Sinatra.
Para su debut en el mundo del disco cubano de 1958, Omara Portuondo contó con el respaldo del celebrado quinteto de Julio Gutiérrez quien además arregló, para la sutil voz de Omara, un selecto repertorio donde sobresalen las versiones de Tú no hagas caso (Marta Valdés), Andalucía (Granados), Llanto de luna (J.Gutiérrez) y este clásico de César Portillo de la Luz que es Noche cubana.

Esta hermosa canción pudo haber sido escrita cualquier noche habanera de hace ya más de cincuenta años. César dedicaba gran parte de sus horas a su oficio de pintor de brocha gorda, sin sospechar que sus obras remodelarían el curso melódico de la cancionística cubana. Lo que comenzó siendo un pequeño grupo de amigos, talento repartido en infinitas descargas, se convirtió, poco a poco, en un poderoso movimiento alimentado por la afinidad musical de sus integrantes. La avidez por crear, por encontrar un nuevo tipo de canción que rompiera con la inercia de lo acostumbrado, lo más comercial y rutinario, hizo del feeling un fenómeno singular.

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